LA EXTRAÑA VENTANA

Había una vez un niño que cayó muy enfermo. Tenía que estar todo el día en la cama. Como además los niños no podían acercarse, se aburría, y empezó a pasar los días triste y decaído. Estaba cada vez más desanimado, hasta que un día vio algo extraño en la ventana: era un pingüino comiendo un bocata, que entró a la habitación, le dio las buenas tardes, y se fue. El niño quedó muy extrañado, y aún no sabía qué habría sido aquello, cuando vio aparecer por la misma ventana un mono en pañales inflando un globo. El niño se preguntaba qué sería aquello, pero al poco, mientras seguían apareciendo personajes locos por aquella extraña ventana, no podía dejar de reír.

Aquellos personajes terminaron alegrando al niño, y en poco tiempo mejoró mucho y pudo volver al cole. Allí pudo hablar con sus amigos, contándoles todo. Entonces, mientras hablaba con su mejor amigo, vio asomar algo extraño en su mochila. Le pregunto que era, y finalmente pudo ver el contenido de la mochila:

¡¡Allí estaban todos los disfraces que había utilizado su buen amigo para intentar alegrarle!!

Desde entonces, el niño nunca deja que nadie esté solo y sin sonreír.

Aquellos personajes terminaron alegrando al niño, y en poco tiempo mejoró mucho y pudo volver al cole. Allí pudo hablar con sus amigos, contándoles todo. Entonces, mientras hablaba con su mejor amigo, vio asomar algo extraño en su mochila. Le pregunto que era, y finalmente pudo ver el contenido de la mochila:

¡¡Allí estaban todos los disfraces que había utilizado su buen amigo para intentar alegrarle!!

Desde entonces, el niño nunca deja que nadie esté solo y sin sonreír.

Nuria