Erase una vez en la clase de sexto de primaria, que los objetos
tomaron vida y entre ellos hablaban mucho, no
se yo de que hablarían...
Todos los días cuando llegábamos a clase los objetos estaban
muy raros: la papelera en otro lado, el ordenador tumbado... nos preguntábamos
que pasaría, pero nadie sabía nada. Los maestros nos preguntaban si nosotros
habíamos hecho algo y nosotros siempre le decíamos que no, no sabíamos nada.
Un día al llegar a clase,observamos que la pizarra hablaba sola,
estábamos tan asustados, nadie sabía que pasaba, ella nos dijo que todos los
objetos habían estado hablando toda la noche. Le pregunté de que hablaban, ella
recuperó su forma normal y no dijo nada, yo estaba tan
preocupada, ¿qué pasará? Me preguntaba todos los días a mí misma, no lo sabía
nadie.
Un día todos los chicos de la clase de sexto nos pusimos manos a la obra para descubrir que pasaba. Era viernes por la noche, todos íbamos vestidos de negro
para que no se nos viera en la oscuridad, fuimos a la puerta de la clase y
escuchamos vocecillas, ¿qué pasaría? Todos estábamos angustiados, solo descubrimos que estaban haciendo un
plan, pero ¿para qué?
Pasaban los días y sin
saber nada estábamos tan angustiados que ni los maestros nos mandaban deberes,
diríais ¡Qué Suerte! Pero, ¿ Cómo íbamos
a tener suerte si los objetos de la clase hablaban ?Y nadie sabía el porqué.
Un día vi que los objetos hacían pasacalles. Estaban hablando del cerro
Boyero, decían que había un certamen literario de “El Boyero” en el colegio de
Valenzuela. Todos los niños que quisieran podían participar fueran de
Valenzuela o de otro pueblo.
Ellos querían participar pero no podían, eran objetos de
clase, ¿cómo iban a participar? La historia decía que habían encontrado la
mitad de una estatua de un hombre que le llamaban “El Boyero”. Ellos querían encontrar la otra mitad pero, ¿cómo
lo hacían? Solo eran objetos de clase.
Se pusieron en contacto con los niños de la clase de sexto y
los chicos le dijeron que le ayudarían. Fueron al Cerro Boyero y allí buscaron
y buscaron. Como era verano y no tenían
cole, pusieron unas tiendas de campaña y allí acamparon unas semanas
Durante esas semanas
buscaron, buscaron y buscaron la otra mitad llevando una foto de la estatua
de “El Bolyero”. Estuvieron buscando hasta que de pronto se
cayó el lápiz a un hoyo y pidió ayuda. En un instante fueron todos a salvarle.
El lápiz dijo:
-¡Aquí está, Aquí está!
Todos Gritaron:
– ¿Qué
ha pasado?
El lápiz dijo:
¡Aquí está, la otra parte de la piedra! ¡ La hemos
encontrado!
Enseguida fueron a avisar a dos hombres y ellos ansiosos subieron.
Dijeron:
-¡Aleluya, al fin alguien la encontró!
Y todos felices la llevaron a un museo hicieron unos actos se
llevaron un premio y fueron muy felices.
Seudónimo: Piscina y Playita