Entre olivos y arboledas
ella descansa sobre la ladera,
la miro, me mira todo nos da igual
me pierdo en ella, en su libertad.
Por la noche se vistió con traje brillante
todos la alababan por ser tan elegante.
El sol salía ,tras ella amanecía,
sus risa blanca resplandecía
yo la miraba, ella sonreía,
se iluminaba con la luz del día.
Día trás día ella salía
a charlar con sus paisanos,
pero nunca volvía su pelo cano
unas veces triste y otras con alegría.
Los pájaros vuelan
las golondrinas cantan
y mi corazón en el Boyero descansa.
Que corran los caballos
y las yeguas mansas
que mi alma aquí descansa.
Que baje la luna
estrellas fugaces
y me sobrevuelen las aves rapaces.
Que ría la gente
que quiera reír
que mi dulce niño quiere dormir.
Que venga los vientos calientes del sur,
los fríos del norte,
que vengas tú.
Que suban el campanario del hospital,
que suba la gente que vaya a cantar
La niña de la que hablo es mi Valenzuela
mi pueblo querido desde mi niñez
al que yo este poema le dedicaré.
Nelo