Los Turdetanos fueron un pueblo íbero que habitaba en la Turdetania, región que abarcaba el valle del Guadalquivir desde el Algarve en Portugal hasta Sierra Morena, coincidiendo con los territorios de la antigua civilización de Tartessos.
Descendientes históricos de los Tartessos, tenían una personalidad propia dentro de la cultura de los íberos. Ésta se caracterizaba por un tipo de cerámica, pintada y con decoración geométrica, escultura animalística que en época romana se continuó con figuración humana.
Tenían características que les diferenciaban del resto de pueblos íberos. Tenían una lengua propia, descendiente del idioma tartésico, y un alfabeto propio, siendo el único pueblo que no adoptó el de los íberos. La otra diferencia fundamental son las particularidades en las necrópolis y enterramientos.
Según Estrabón, la agricultura fue muy importante y muy variada. Según Varrón, éstos ya conocían el arado y el trillo antes de la llegada de Roma, por influencia de Cartago. Cultivaban cereales, olivo y vid.
Sobre ganadería, se sabe que criaban bueyes, ovejas, y caballos. Se conoce la cría de ovejas por la industria textil asociada, como muestra la gran cantidad de fusayolas y pesas de telar encontradas en algunas tumbas.